Ángel Sanz Briz, el Schindler español.

Foto: www.20minutos.es

Además de un campo de batalla, durante la II Guerra Mundia Europa fue el escenario de un genocidio. La Alemania nazi planificó y llevó a cabo el exterminio de los judíos europeos casi sin oposición a partir de 1941. Las noticias sobre la enormidad del crimen que se estaba cometiendo circulaban por Europa provocando el horror, la duda, el desconcierto y en muchos casos el escepticismo. En los gobiernos de países beligerantes y neutrales (con la notable excepción de Suecia), en las altas esferas y entre la gente corriente, casi nadie actuó, quizá temiendo la llegada masiva de refugiados, las represalias o movidos por la indiferencia. Se sabe que peticiones para bombardear las cámaras de gas de Auschwitz y las vías férreas que conducían al campo fueron desoídas por los aliados, más preocupados por “ganar la guerra”. Pero junto con las víctimas, los perpetradores y aquellos que observaban pasivamente, muchos resistieron. Son los “Justos entre las naciones”, de los que forman parte un grupo de diplomáticos españoles entre los que destaca el zaragozano Ángel Sanz Briz.

Ángel Sanz Briz fue nombrado Encargado de Negocios en la embajada española de Hungría en Budapest en el año 1944, coincidiendo con la invasión nazi. La ocupación alemana inauguró los conocidos como “diez meses trágicos”, durante los cuáles bajo la supervisión personal de Adolf Eichmann  y con la colaboración de las autoridades locales y los nazis húngaros de la Cruz Flechada, alrededor de 500.000 judíos húngaros fueron deportados a Auschwitz y miles más perecieron en crueles pogromos.

Con el inicio de la persecución hacia los judíos Ángel Sanz Briz solicitó la protección de doscientas familias de origen sefardí residentes en la ciudad. En 1924 la dictadura de Primo de Rivera había emitido un decreto que concedía la nacionalidad española a los descendientes de los judíos expulsados por los Reyes Católicos en 1492, que en varias zonas de Europa Oriental conservaban la cultura y la lengua –el ladino- de los judíos españoles. Ese decreto es lo que daba la apariencia legal, aunque había expirado en 1930.

Convencido por unos presos fugados de Auschwitz de que el asesinato de judíos era sistemático y masivo, Ángel Sanz Briz advirtió al gobierno español y solicitó su intervención, pero las desesperadas misivas de Sanz Briz relatando estos crímenes obtuvieron siempre el silencio como respuesta.  Jugándose su carrera diplomática y su propia vida recurrió a innumerables estratagemas: convirtió los doscientos pasaportes individuales en colectivos, de modo que el mismo documento protegía a cuatro o cinco personas, los numeró en series para poder repetir el número, multiplicando ampliamente los doscientos originales autorizados y emitió innumerables cartas de protección. Sanz Briz colaboró activamente con otras personalidades que trataban de evitar la deportación de judíos, entre ellos Raoul Wallenberg y el nuncio apostólico Angelo Rotta. La labor de Sanz Briz fue posible gracias al apoyo incondicional de su equipo, entre los que se encontraba el italiano nacionalizado español Giorgio Perlasca. La actividad del diplomático y sus ayudantes fue tal que en algunos casos llegaron a salvar a personas que ya habían sido detenidas y estaban preparas para la deportación, sacándolos literalmente de los trenes. Utilizando fondos donados por organizaciones judías y su propio dinero, alquiló ocho viviendas que fueron declaradas anejas a la embajada española. En ellas alojó a cientos de familias judías que debían permanecer ocultas esperando ser trasladadas a países neutrales como España o Suiza y a las que había que proveer de víveres en una ciudad sitiada.

Ángel Sanz Briz es en 1944 el encargado de negocios de la Legación Diplomática de España en Budapest que firma esta credencial en favor de tres judíos sefardíes, nacidos en Hungría en 1921, 1925 y 1926 y que solicitan la nacionalidad española

Documento de protección a tres judíos «sefardíes españoles» Foto: www.elcorreogallego.es

Jaime Vandor, hoy profesor de Historia del Judaísmo en la Universidad de Barcelona, era un niño cuando Hungría fue ocupada por los nazis. Asistió atónito al a la deportación de sus familiares y amigos. Consiguió salvarse gracias a la protección prestada por Sanz Briz y Perlasca:

Vivíamos 51 personas en una habitación, con un sólo cuarto de baño, lo que generaba muchos problemas de salubridad, como piojos, etc. Además, hacía frío porque todas las ventanas habían sido destruidas en los bombardeos y en el fuego cruzado de los cañones. Cuando veíamos los aviones, nos refugiábamos en las habitaciones interiores, porque no había sitio para todos en el refugio del sótano. Para buscar comida, a veces mi madre se quitaba la estrella amarilla e iba a nuestro antiguo barrio, arriesgándose a ser fusilada si la descubrían. Recuerdo, sobre todo, el miedo. Con todo, hay que decir que mi familia y yo éramos privilegiados, porque vivíamos en una de las ocho casas que gestionaba la embajada española en Budapest, que tenían una protección especial, como por ejemplo que los que vivíamos allí no podíamos ser deportados. Aquello fue una iniciativa del diplomático español Ángel Sanz Briz y el italiano Giorgio Perlasca. Gracias a ellos más de 5.000 judíos de Budapest logramos huir de los nazis. De hecho, fue Perlasca quien nos consiguió a mí y a mi familia, en 1946, los papeles para salir de Hungría.

Fuente: http://israel-hebreos.blogspot.com/2007/10/entrevista-jaime-vandor.html

Ante el avance soviético y reclamado por el gobierno español Sanz Briz tuvo que abandonar Hungría. Su labor la prosiguió el italiano Perlasca hasta la llegada de los soviéticos a Budapest, haciéndose pasar por cónsul de España.

Salvó la vida de más de 5.200 personas

Se calcula que Ángel Sanz Briz junto con sus colaboradores salvó la vida de 5.200 personas. Recibió de Yad Vashem el título de Justo entre las naciones, mención honorífica que el museo del Holocausto de Israel entrega a aquellas personas no judías que se opusieron al exterminio nazi arriesgando sus propias vidas. Con motivo del 50 aniversario del Holocausto en 1995 recibió el homenaje del gobierno húngaro, que colocó una placa en los edificios utilizados por Sanz Briz para dar refugio a los judíos perseguidos y le entregó a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara.

La historia de Sanz Briz es poco conocida en España, aunque el éxito de la película de Steven Spielberg “La Lista de Schlinder” facilitó la recuperación de su figura. El caso de Sanz Briz es el más destacado, pero su antecesor en la embajada española de Hungría Miguel Ángel de Muguiro consiguió librar de las cámaras de gas a 500 niños judíos utilizando el citado decreto de 1924. Ante las quejas húngaras fue cesado y sustituido por su secretario, el propio Sanz Briz. Por su labor heroica como diplomático en París Eduardo Propper de Callejón también fue distinguido como Justo entre las Naciones en 2007. Todos ellos y otros fueron homenajeados por Casa Sefarad en la exposición titulada “Visados para la libertad”.

Documentación complementaria

  • En 2007 Antena 3 emitió el documental dirigido por Francisco Jiménez «Ángel Sanz Briz. El Schindler español». A pesar de su tono sensacionalista, contiene testimonios de judíos salvados de las deportaciones por la labor del español, numerosos documentos, una entrevista con la familia de Sanz Briz y recorre los lugares que fueron escenario de los hechos.
  • Información sobre Ángel Sanz Briz en la web de Yad Vashem: La bandera de España en Budapest. Ángel Sanz Briz. 
  • Un reciente artículo en El Mundo publicado con motivo del día de recuerdo del Holocausto: Los Schindler españoles.
  • El catálogo de la exposición «Visados para la libertad», con información de otros diplomáticos españoles que ayudaron y protegieron a refugiados judíos  está disponible y se puede descargar en PDF desde aquí.
  • En 2011 RTVE estrenó el documental basado en el libro de Diego Carcedo «Un español frente al Holocausto» donde Francis Lorenzo encarna a Sanz Briz. Se puede ver la película completa en Youtube El Ángel de Budapest.

Actividades

4 comentarios

  1. DON ÁNGEL SANZ BRIZ
    El Ángel de Budapest

    Llevado de un noble impulso,
    en Budapest, Ángel Briz,
    se convirtió en adalid
    y al nazismo ganó un pulso.
    Mundo aterrado y convulso,
    abrió su casa a legiones,
    cobijo dio y protecciones
    a judíos sefarditas,
    y en su libro de visitas
    es justo entre las naciones.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

  2. DON MANUEL AZAÑA
    «El mensaje de la patria eterna
    que dice a todos sus hijos: paz, piedad y perdón»

    Lúcido y hombre de Estado,
    republicano y patriota,
    el peso de la derrota
    acabó el sueño dorado.
    Prontamente fue apartado
    y la España de su entraña
    se desangra cual montaña
    con la sangre de un torrente
    que anega a ríos de gente
    sobre el corazón de Azaña.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

  3. ADOLFO SUÁREZ

    Presidente fue de España
    denostado y aclamado,
    auténtico hombre de Estado,
    consumador de una hazaña.
    La Patria guarda en su entraña
    y sabrá guardar memoria
    de un español que a su gloria
    le trajo la Democracia
    con cívica hispana audacia
    y entró de lleno en su Historia.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

  4. DON INDALECIO PRIETO

    Se elevó de la pobreza
    superando la orfandad,
    dechado de honestidad
    de poderosa cabeza.
    Fue España, la fortaleza
    que don Inda defendió,
    y pese a que tanto amó
    la Patria con él fue cruel,
    sufrió su rechazo y él,
    él, con su nombre expiró.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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